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“Hay un momento mágico, donde la cámara se convierte en parte de mí, todo se conecta, mis sentidos, mi corazón, mis manos, y en ese flujo de energía, la conexión es tal que mis ojos y el obturador se cierran juntos”

Desde que recuerdo me conmueve el arte pero también la tecnología, el diseño, la ciencia, la naturaleza, entre otras tantas cosas. Esta mezcla de intereses diferentes, de algún modo se fusiona en la Fotografía, que tiene una parte dura (técnica, objetiva) y otra blanda (subjetiva, artística, donde entra la emocionalidad del autor). Además, la infinita variedad de temas a fotografiar abre la posibilidad de tocar de alguna forma los distintos intereses. Esta simbiosis entre lo duro y lo blando, me resulta fascinante, como todos los contrastes, que también me definen…

 

Contrastes: los busco porque abren posibilidades, porque abarcan, desestructuran, liberan, invitan a la creatividad. Así es como me encanta el verano, pero también el invierno y su sol tibio, los colores del otoño, los sonidos de la primavera; el campo y la ciudad…

Adoro el mar y la montaña; viajar y volver; las flores, los árboles, los patrones rotos, la luz después de la lluvia, la belleza en el caos, el fuego del atardecer, el sol y la luna, la inmensidad y lo diminuto…

Creo en la sincronicidad, en los ciclos, en la magia del poder interior, en habitar el presente, en la profundidad de los diálogos de miradas, en explorar y descubrir paisajes, detalles y pasiones, en fluir. Aprender me mantiene viva y vibrando. Enseñar me ayuda a aprender. Otro ciclo… aprender, enseñar, aprender. Así, entre fusiones y contrastes, entre recuerdos y sentidos, voy moldeando mi identidad personal y fotográfica.

En mi día a día, exprimo las mañanas: me levanto muy temprano todos los días, disfruto de ese espacio personal que defiendo, en donde medito, hago ejercicio, leo, escribo, visualizo.

Los afectos y los vínculos tienen también un lugar importante y presente en mi vida.

 

En distintos momentos del día, mi mirada me lleva desde lo cotidiano, a lo diferente, transformando escenas habituales a “cuadros” o abstracciones que imagino como fotos. Por eso siento que,  más allá de si estoy o no con la cámara, para mí, la fotografía es un estilo de vida.

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